En 1914 el arzobispo Antolín López Peláez fundó el Museo Diocesano, instalado en unas dependencias del sector NE del claustro de la Catedral, con obras de arte religioso de diversas procedencias y con donaciones hechas por el mismo arzobispo López Peláez, el cabildo catedralicio, las parroquias de la diócesis, congregaciones religiosas y personas particulares, así como mediante la adquisición de otros bienes. Los fondos se fueron enriqueciendo a lo largo de las prelaturas posteriores.
Cerrado al público en 1973 a causa de haber quedado obsoletas las instalaciones, en 1983 se expuso una restringida selección de los fondos, de manera permanente, en la antigua capilla del Corpus Christi del claustro de la Catedral. En el año 1992, con motivo de la celebración del IX Centenario de la restauración de la Sede Metropolitana y de la repoblación del Campo y ciudad de Tarragona, se restauraron y acondicionaron las salas del antiguo museo, que desde aquel momento se han habilitado de nuevo como exposición permanente de una amplia selección de las mejores piezas pertenecientes a las colecciones del mismo.
El acceso del público a las salas del museo se realiza de forma conjunta al conjunto catedralicio. Así se origina una especie de modesto ecosistema museístico, en el que la arqueología y las artes se incorporan al paisaje vivo de la Catedral, el claustro y los jardines.
Bibliografía:
Josep Martí Aixalà: «Museu Diocesà de Tarragona», Museus diocesans de Catalunya: Recull de les conferències donades a Solsona en el transcurs de les Jornades sobre els museus diocesans de Catalunya, els dies 21 i 22 de setembre de 1956, en ocasió de la celebració del centenari de la fundació del Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, Patronat del Museu Diocesà i Comarcal, Solsona, 1997.